viernes, 26 de octubre de 2012

Aumentar autoestima

Según Nathaniel Branden la autoestima es la suma de la confianza y el respeto por uno mismo. Las personas que tienen una alta autoestima se sienten aptos para la vida: tienen un sentimiento de capacidad y un sentimiento de valía personal. La autoestima es el requisito básico para disfrutar de una vida plena y con bienestar.

Para elevar nuestra autoestima hay que avanzar poco a poco comprometiéndonos en la acción. Hay que ser activo, esforzarse en vivir conscientemente y no caer en la pasividad fácil. Podemos seguir los siguientes pasos:

1.- Aprender a aceptarse. La autoaceptación es el requisito previo del cambio. Sin autoaceptarnos no podremos mejorar. Es necesaria una actitud que vuelva irrelevantes la aprobación o desaprobación de los otros. "Aceptarse" no significa necesariamente "gustarse", sino simplemente aceptar la realidad, ser consciente de ella. Si creemos tener defectos, hay que aceptarlo, porque éste es el inicio del camino para poder rectificarlos. Aceptándonos evitamos estar en lucha con nosotros mismos.

2.-Liberarnos de la culpa. La culpa subvierte la autoestima positiva. La felicidad requiere que no nos rindamos a la culpa, sino que nos liberemos de ella. Ceder y sentirnos desdichados es lo más cómodo. Lo que requiere esfuerzo y voluntad es lo contrario, buscar la felicidad.

3.- La integración del sí-mismo más joven. Todos los adultos mantenemos algo del niño que fuimos una vez. Los sufrimientos vividos de niño quedan en el inconsciente, y pueden hacer que de adultos rechacemos a este niño y sus vivencias. En esta guerra con nosotros mismos, la vida se convierte en una serie de actos de autorechazo, a la vez que nos quejamos que son los otros los que no nos quieren. Hay que aprender a perdonar al niño que hemos sido para encontrar la paz interior.

4.- Vivir de modo responsable. Las personas con gran autoestima viven la vida activamente y no pasivamente. Asumen la responsabilidad de sus actos. No esperan que otros hagan realidad sus sueños. Ser responsable es ser el principal agente causal de la propia vida y conducta. Está claro que la responsabilidad requiere esforzarse.

5.- Vivir coherentemente. El sí-mismo interior y el sí-mismo que se ofrece a los demás deben concordar. Si no vivimos de forma auténtica acabamos siendo la primera víctima. Las personas con autoestima saben decir sí cuando quieren decir sí, y no cuando quieren decir no. Siendo coherentes no sólo nos honramos a nosotros mismos, sino que transmitimos esta energía positiva a las personas con quien tratamos.

La autoestima es precisamente antítesis del narcisismo. El narcisismo es un estado de autoobservación permanente, que tiene origen en un profundo sentimiento de insuficiencia y de carencia interior. El narcisismo implica mezquindad, competitividad beligerante, predisposición al ataque, etc., actitudes que ocultan egos débiles. La autoestima, en cambio, implica respetarse a sí mismo, y con ello respetar a los demás.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Alta Autoestima

Fuente: http://psicogt.wordpress.com/2006/10/03/%C2%BFcomo-vencer-la-timidez/ ¿COMO VENCER LA TIMIDEZ? Un primer paso: pensar en uno mismo. Estamos decididos a intentar vencer nuestra timidez. Pero, ¿cómo empezar?. La respuesta es más simple de lo que imaginamos. El hecho de plantearnos vencer nuestra timidez, es el primero y uno de los más decisivos pasos a dar para conseguirlo, y lo es por dos razones: la primera porque a esta decisión hemos llegado por medio de un proceso de reflexión sobre nosotros mismos, reconociendo nuestros propios defectos.La segunda es que hemos realizado una toma de decisión, lo que muestra que nuestra voluntad y nuestra seguridad en nosotros mismos no son tan débiles como pensamos. Realizando un pequeño esfuerzo y dedicando algún tiempo a profundizar en esa reflexión sobre nosotros mismos, debemos comenzar a pensar en esa timidez que nos acosa, en lo que creemos que puedan haber sido sus orígenes y, lo que es más importante, en la cantidad de oportunidades de relacionarnos con otras personas que la timidez nos ha hecho desperdiciar. Si en este ejercicio de reflexión conseguimos sincerarnos con notros mismos, el avance habrá sido enorme, puesto que habremos visto que la mayor parte de los miedos que originan nuestra timidez son infundados. En caso negativo, si nuestra timidez no nos ha dejado aproximarnos a nuestra auténtica imagen, por lo menos habremos sentado las bases para un autoanálisis que deberá ser una práctica habitual durante nuestro proceso de curación e incluso cuando este se haya superado. Otro elemento muy interesante, sobre el que cabría reflexionar es que lo más seguro sea que a los demás les resultaría más fácil tolerarnos que a nosotros mismos. Por lo general, las personas tímidas aplican un criterio extraordinariamente restrictivo para con ellas mismas, por supuesto, mucho más duro que el que aplican a los demás. Y, en la inmensa mayoría de las ocasiones, mucho más estricto que el que el resto de las personas emplea para con él mismo. Ser crítico con uno mismo no implican en ningún momento, que tengamos que ser intolerantes. La voluntad no implica rigidez, y se puede ser más o menos duro dependiendo de las circunstancias. Pero nunca se ha de llegar a la cegación, puesto que ésta a lo único que conduce es a un bloqueo en nuestra actuación. Debemos tener muy claro que si lo que queremos, es aprender a vivir junto a los demás, jamás lo conseguiremos si no aprendemos primero a vivir con nosotros mismos. Un segundo paso: reforzamiento de la autoestima. La forma en que se piensa sobre uno mismo tiene profundos efectos sobre la vida del individuo; esto es, la autoestima, el autoconcepto, positivo o negativo. Estos conocimientos que se tienen se originan tanto en la autoobservación de las propias vivencias y acciones, como en las diversas formas de juicio ajeno. Dado que el sí mismo puede manifestarse, pero también encubrirse, existe la posibilidad del autoengaño y éste puede llevar a dificultades para la adaptación a la realidad. Los esfuerzos terapéuticos deben ir dirigidos a corregir el autoconocimiento, la autoimagen, y a hacer posible la solución de conflictos individuales. Las personas que tienen una baja autoestima, un pobre autoconcepto, son muy sensibles a las críticas negativas, ya que con ello se confirma aún más en la creencia de que todo lo hace mal y que no vale nada. También tiene mucha dificultad para recibir elogios de los demás. La autoestima es algo que se va haciendo con la persona, que va creciendo en ella al igual que va creciendo su Yo social y personal. A lo largo de este proceso habrá que tener cuidado para no formar autoconceptos erróneos al compararse la persona con modelos inadecuados e inasequibles. Una persona se puede frustrar si los modelos en que se fija son exagerados. Lograr el triunfo, la valía personal de cara al exterior, a la sociedad, es algo muy voluble. Es la sociedad quien marca unas modas, unos éxitos a conseguir, y si no eres tal o cual, tienes tal o cual imagen, tal o cual coche, no eres nadie. Hay que defenderse de todo esto consolidando nuestro propio Yo personal e intrasferible, aceptarse tal y como es uno, y si algo no nos gusta, intentar cambiarlo y mejorarlo. Hay que tener criterio. Si los cánones actuales dicen que el hombre moderno debe ser delgado, moreno y alto, si uno es obeso, no muy alto y con poco pelo tendrá que aceptarse como es, conformarse y adaptarse a lo que tiene o intentar cambiar en la medida de lo posible para lograr la imagen personal que él quiere y necesita, y así, sentirse seguro, con cofianza; en una palabra, para autoestimarse. Una serie de posibles soluciones para intentar que pueda subir la autoestima cuando se halle a niveles muy bajos: – Hacer hincapié en los aspectos positivos y no en los negativos. – No permitir que los demás le juzgen a uno como persona. Podrán estar de acuerdo o no con su forma de pensar o actuar, pero no permita que le critiquen con calificativos peyorativos. – Para ganar en cofianza, las metas y tareas iniciales que uno deberá marcar serán de dificultad progresiva. Hay que ir haciendo primero los pequeños logros para poder ir ganando en seguridad personal. – Echar una mirada atrás, a la vida pasada y tratar de hacer borrón y cuenta nueva. Intentar comprender y perdonar comportamientos de personas que se portaron mal con nosotros, olvidar los posibles fracasos que se hayan tenido, porque lo hecho, hecho está y hay que seguir adelante. El mundo no se acaba con un tropiezo. – En la medida en que no se consigue alguna meta, utilizar el fracaso como algo productivo y no como algo frustrante e insuperable. De un fracaso se aprende para que la próxima intentona salga mejor. – Identificar la timidez con la situación en la que se da, en la medida en que relacionemos el síntoma (timidez) con la situación (hablar en público) podremos abordar el problema para lograr el cambio. – Hay que buscar las causas de sus problemas, timidez, incomunicación, etc, en los aspectos sociales, físicos, políticos y económicos de la situación en que se mantiene la persona. No hay que caer en el error de buscar la causa en los defectos de su personalidad. – Procurar relajarse siempre que se pueda. COMPORTAMIENTOS CARACTERÍSTICOS DEL DESESTIMADO. Algunos comportamientos característicos de las personas desestimadas son: INCONSCIENCIA. Ignora quien es y el potencial que posee; funciona automáticamente y depende de las circunstancias, eventualidades y contingencias; desconoce sus verdaderas necesidades y por eso toma la vida con indiferencia o se dedica a hacer mil cosas que no le satisfacen; ignora las motivaciones, creencias, criterios y valores que le hacen funcionar. Muchas áreas de su vida reflejan el caos que se desprende del hecho de no conocerse. Parte de ese caos, generalmente autoinducido, se observa en conductas autodestructivas de distinta índole. El desestimado vive desfasado en el universo temporal; tiene preferencia por el futuro o el pasado y le cuesta vivir la experiencia del hoy: se distrae con facilidad. Pensar y hablar de eventos pasados o soñar con el futuro, son conductas típicas del ser que vive en baja Autoestima. DESCONFIANZA. El desestimado no confía en sí mismo, teme enfrentar las situaciones de la vida y se siente incapaz de abordar exitosamente los retos cotidianos; se percibe incompleto y vacío; carece de control sobre su vida y opta por inhibirse y esperar un mejor momento que casi nunca llega. Tiende a ocultar sus limitaciones tras una “careta”, pues al no aceptarse, teme no ser aceptado. Eso lo lleva a desconfiar de todos y a usar su energía para defenderse de los demás, a quienes percibe como seres malos y peligrosos; siempre necesita estar seguro y le es fácil encontrar excusas para no moverse. La vida, desde aquí, parece una lucha llena de injusticia. IRRESPONSABILIDAD. Niega o evade sus dificultades, problemas o conflictos. Culpa a los demás por lo que sucede y opta por no ver, oír o entender todo aquello que le conduzca hacia su responsabilidad. Sus expresiones favoritas son: “Si yo tuviera”, “Si me hubieran dado”, “Ojalá algún día”, y otras similares que utiliza como recurso para no aclarar su panorama y tomar decisiones de cambio. En su irresponsabilidad, el desestimado acude fácilmente a la mentira. Se miente a sí mismo, se autoengaña y engaña a los demás. Esto lo hace para no asumir desde la consciencia adulta las consecuencias de sus actos, de su interacción con el mundo. Ninguna cantidad de nubes puede tapar por mucho tiempo el sol. INCOHERENCIA. El desestimado dice una cosa y hace otra. Asegura querer cambiar pero se aferra a sus tradiciones y creencias antiguas aunque no le estén funcionando. Vive en el sueño de un futuro mejor pero hace poco o nada para ayudar a su cristalización. Critica pero no se autocrítica, habla de amor pero no ama, quiere aprender pero no estudia, se queja pero no actúa en concordancia con lo que dice anhelar. Su espejo no lo refleja. INEXPRESIVIDAD. Por lo general reprime sus sentimientos y éstos se revierten en forma de resentimientos y enfermedad. Carece de maneras y estilos expresivos acordes con el ambiente, porque no se lo enseñaron o porque se negó a aprenderlos. En cuanto a la expresión de su creatividad, la bloquea y se ciñe a la rutina y paga por ello el precio del aburrimiento. IRRACIONALIDAD. Se niega a pensar. Vive de las creencias aprendidas y nunca las cuestiona. Generaliza y todo lo encierra en estereotipos, repetidos cíclica y sordamente. Pasa la mayor parte de su tiempo haciendo predicciones y pocas veces usa la razón. Asume las cosas sin buscar otras versiones ni ver otros ángulos. Todo lo usa para tener razón aunque se destruya y destruya a otros. INARMONÍA. El desestimado tiende al conflicto y se acostumbra a éste fácilmente. Se torna agresivo e irracional ante la critica, aunque con frecuencia critique y participe en coros de chismes. En sus relaciones necesita controlar a los demás para que le complazcan, por lo que aprende diversas formas de manipulación. Denigra del prójimo, agrede, acusa y se vale del miedo, la culpa o la mentira para hacer que los demás le presten atención. Cuando no tiene problemas se los inventa porque necesita del conflicto. En estado de paz se siente extraño y requiere de estímulos fuertes generalmente negativos. En lo interno, esa inarmonía se evidencia en estados ansiosos, que desembocan en adicciones y otras enfermedades. Para el desestimado, la soledad es intolerable ya que no puede soportar el peso aturdidor de su consciencia. DISPERSIÓN. Su vida no tiene rumbo; carece de un propósito definido. No planifica, vive al día esperando lo que venga, desde una fe inactiva o una actitud desalentada y apática. Se recuesta en excusas y clichés para respaldar su permanente improvisación. DEPENDENCIA. El desestimado necesita consultar sus decisiones con otros porque no escucha ni confía en sus mensajes interiores, en su intuición, en lo que el cuerpo o su verdad profunda le gritan. Asume como propios los deseos de los demás, y hace cosas que no quiere para luego quejarse y resentirlas. Actúa para complacer y ganar amor a través de esa nefasta fórmula de negación de sí mismo, de autosacrificio inconsciente de sus propias motivaciones. Su falta de autonomía, la renuncia a sus propios juicios hace que al final termine culpándose, autoincriminándose, resintiendo a los demás y enfermándose como forma de ejecutar el autocastigo de quien sabe que no está viviendo satisfactoriamente. La dependencia es el signo más característico de la inmadurez psicológica, que lleva a una persona, tal como dice Fritz Perls, a no pararse sobre sus propios pies y vivir plenamente su vida. INCONSTANCIA. Desde el miedo, una de las emociones típicas del desestimado, las situaciones se perciben deformadas y el futuro puede parecer peligroso o incierto. La falta de confianza en las propias capacidades hace que aquello que se inicia no se concrete. Ya sea aferrándose a excusas o asumiendo su falta de vigor, el desestimado tiene dificultad para iniciar, para continuar y para terminar cualquier cosa. Puede que inicie y avance en ocasiones, pero frente a situaciones que retan su confianza, abandonará el camino y buscará otra senda menos atemorizante. La inconstancia, la falta de continuidad, señala poca tolerancia a la frustración. RIGIDEZ. La persona desvalorizada lucha porque el mundo se comporte como ella quiere. Desea que donde hay calor haya frío, que la vejez no exista y que todo sea lindo. Le cuesta comprender que vivimos interactuando en varios contextos con gente diferente a nosotros en muchos aspectos, y que la verdad no está en mí o en ti, sino en un “nosotros” intermedio que requiere a veces “estirarse”. Sufrir porque está lloviendo, negarnos a entender que una relación ha finalizado, empeñarnos en tener razón aunque destruyamos vínculos importantes, demuestra incapacidad para abandonar posturas rígidas que nos guían por la senda del conflicto permanente. Eso es no quererse, eso es Desestima. En general, el desvalorizado es un ser que no se conoce, que no se acepta y que no se valora; que se engaña y se autosabotea porque ha perdido el contacto consigo mismo, con su interioridad, y se ha desbocado hacia el mundo con el afán de ganar placer, prestigio y poder, es decir, de obtener a cualquier precio la aprobación de los demás, como un niño que requiere el abrazo materno para sobrevivir. El desestimado no se percata fácilmente de que ha roto el equilibrio que necesita para vivir paz y disfrutar de la vida, que como un don especial le ha sido. ALGUNOS COMPORTAMIENTOS DE BAJA AUTOESTIMA. Además de los mencionados anteriormente, existen otros comportamientos que reflejan desamor e irrespeto por nosotros, y como consecuencia de eso, por los demás. Sin que deban ser tomados como algo inmutable y absoluto, algunos de los más frecuentes son: · Mentir · Llegar tarde · Necesitar destacar · Irrespetar a las personas · Preocuparse por el futuro · Actuar con indiferencia · Creerse superior · Descuidar el cuerpo · Negarse a ver otros puntos de vista · Negarse a la intimidad emocional · Vivir aburrido, resentido o asustado · Desconocer, negar o inhibir los talentos · Vivir de manera ansiosa y desenfrenada · Descuidar la imagen u obsesionarse con ella · Desarrollar enfermedades psicosomáticas · Seguir la moda y sufrir si no estamos “al día” · La maternidad y paternidad irresponsables · Improvisar la vida, pudiendo planificarla · Descuidar la salud como si no fuera importante · Negarse a aprender · Idolatrar a otras personas · Asumir como estados habituales la tristeza, el miedo, la rabia y la culpa · Tener y conservar cualquier adicción(Cigarrillo, licor, comida, sexo, etc.) · Anclarse en lo tradicional como excusa para evitar arriesgarse a cosas nuevas · Negarse a la sexualidad(salvo casos especiales vinculados al celibato espiritual) · Incapacidad para manejar los momentos de soledad · Quejarse · Perder el tiempo en acciones que no nos benefician · Manipular a los demás · Culparse por el pasado · Actuar agresivamente · Autodescalificarse · Discriminar y burlarse de los demás · Sentirse atrapado y sin alternativas · Preocuparse porque otro destaque(Envidia) · Actuar tímidamente · Dar compulsivamente para ganar aprobación · Invadir el espacio de otros sin autorización · Depender de otros pudiendo ser independientes · Celar de manera desmedida a amigos o a la pareja · Compulsión por obtener títulos académicos y dinero · Irrespetar a las personas · Incapacidad para expresar los sentimientos y emociones · Maltratar a los hijos en vez de optar por comunicarnos · Denigrar de uno mismo y de los demás de manera frecuente · Sostener relaciones con personas conflictivas que te humillen y maltraten CREENCIAS SANADORAS. · Las cosas van a salir bien · Confío en mi mismo · Siempre hay una forma de lograr lo que quiero · Hoy es un día maravilloso · Soy una persona valiosa · Merezco dar y recibir amor · Me gusta mi vida · Trabajar es algo agradable · Soy inteligente · La comida me cae bien · Esta noche voy a dormir muy bien · Todo lo que pasa tiene una razón de ser y siempre deja algo positivo · No hay mal que por bien no venga · La vida es maravillosa · No existen problemas sino oportunidades de aprender · Cada quien tiene derecho a su propia · Soy un ser espiritual, y transciendo mis limitaciones físicas · Tengo el poder de sentirme bien · Puedo hacer que mi cuerpo me obedezca · Mi fe es firme y crece cada día más · La gente es buena aunque a veces actúe desde la rabia o el miedo · Puedo encontrar una pareja adecuada para mí · El pasado no dirige ni mi presente ni mi futuro · Preocuparme no me ayuda. Lo adecuado es actuar creativamente · Sé que puedo desarrollar cualquier cualidad si lo decido · Detrás de cada aparente pérdida viene una ganancia · Perdonar es importante y liberador · Mi tiempo es valioso y sé administrarlo · Tengo atractivo · Voy a ganar dinero suficiente · Le agrado a la gente LA VIDA CON AUTOESTIMA. Cuando la vida se vive desde la Autoestima todo es diferente. Las cosas cambian de color , sabor y signo, ya que nos conectamos con nosotros y con el mundo, desde un perspectiva mas amplia, integral, equilibrada, consciente y productiva. COMPORTAMIENTOS CARACTERÍSTICOS DEL AUTOESTIMADO. La caracterología que ofrece una persona con una Autoestima desarrollada, es mas o menos la siguiente: CONSCIENCIA. El autoestimado es la persona que todos podemos ser. Alguien que se ocupa de conocerse y saber cuál es su papel en el mundo. Su característica esencial es la consciencia que tiene de sí, de sus capacidades y potencialidades así como de sus limitaciones, las cuales tiende a aceptar sin negarlas, aunque o se concentra en ellas, salvo para buscar salidas más favorables. Como se conoce y se valora, trabaja en el cuidado de su cuerpo y vigila sus hábitos para evitar que aquellos que le perjudican puedan perpetuarse. Filtra sus pensamientos enfatizando los positivos, procura estar emocionalmente arriba, en la alegría y el entusiasmo, y cuando las situaciones le llevan a sentirse rabioso o triste expresa esos estados de la mejor manera posible sin esconderlos neuróticamente. En el autoestimado el énfasis está puesto en darse cuenta de lo que piensa, siente, dice o hace, para adecuar sus manifestaciones a una forma de vivir que le beneficie y le beneficie a quienes le rodean, en vez de repetir como robot lo que aprendió en su ayer cuando era niño o adolescente. Esa consciencia de la autoestima, hace que el individuo se cuide, se preserve y no actúe hacía la autodestrucción física, mental, moral o de cualquier tipo. La gratitud es norma en la vida de quien se aprecia y se sabe bendito por los dones naturales que posee. CONFIANZA. Autoestima es también confianza en uno mismo en las fuerzas positivas con las que se cuenta para abordar el día a día. Esta confianza es la guía para el riesgo, para probar nuevos caminos y posibilidades; para ver alternativas en las circunstancias en que la mayoría no ve salida alguna; para usar la inteligencia y seguir adelante aunque no se tengan todas las respuestas. Estas es la características que hace que el ser se exprese en terrenos desconocidos con fe y disposición de éxito. Cuando se confía en lo que se es, no se necesitan justificaciones ni explicaciones para poder ser aceptado. Cuando surgen las diferencias de opinión, confiar en uno hace que las críticas se acepten y se les utilice para el crecimiento. RESPONSABILIDAD. El que vive desde una Autoestima fortalecida asume responsabilidad por su vida, sus actos y las consecuencias que éstos pueden generar. No busca culpables sino soluciones. Los problemas los convierte en un “cómo”, y en vez de compadecerse por no lograr lo que quiere, el autoestimado se planteará las posibles formas de obtenerlos. Responsabilidad es responder ante alguien, y ese alguien es, él mismo o Dios en caso de que su visión de la vida sea espiritual. Toma como regalo el poder influir en su destino y trabaja en ello. Quien vive en este estado no deja las cosas al azar , sino que promueve los resultados deseados y acepta de la mejor forma posible lo que suceda. COHERENCIA. La Autoestima nos hace vivir de manera coherente y nos impulsa a realizar e esfuerzo necesario para que nuestras palabras y actos tengan un mismo sentido. Aunque el autoestimado guste de hablar, sus actos hablarán por él tanto o más que sus palabras. No quiere traicionarse y se esmera en combatir y vencer sus contradicciones internas. EXPRESIVIDAD. Los que viven confiado en su poder, aman la vida y lo demuestran en cada acto. No temen liberar su poder aunque puedan valorar la prudencia y respetar las reglas de cada contexto. Mostrar afecto, decir “te quiero”, halagar y tocar físicamente, son comportamientos naturales en quienes se estiman, ya que disfrutan de sí mismos y de su relación con las personas. La forma de vincularse es bastante libre y sin l típica cadena de prejuicios que atan culturalmente al desvalorizad. En esa expresividad, es seguro observar límites, ya que para expresarse no hay que invadir ni anular a nadie. La expresividad del autoestimado es consciente y natural, no inconsciente ni prefabricada. RACIONALIDAD. En el terreno de la Autoestima se acepta lo espontáneo aunque el capricho es indeseable. La vida es vista como una oportunidad lo bastante especial como para no dejarla en manos de la suerte. De esta visión se deriva un respeto por la razón, el conocimiento y la certeza. Quien anda de manos del amor propio, no juega consigo y por eso valora el tiempo como recurso no renovable que es. Quien se respeta busca, sin compulsiones, alcanzar un mínimo control de su existencia y para eso usa su inteligencia y capacidad de discernimiento, confiando en lograr sus objetivos al menor costo. He allí la consciencia de efectividad de la Autoestima. ARMONÍA. Autoestima es sí misma armonía, equilibrio, balance, ritmo y fluidez. Cuando existe valoración personal, también se valora a los demás, lo que favorece relaciones sanas y plenas medidas por las honestidad, la ausencia de conflicto y la aceptación de las diferencias individuales. Por ser las paz interna la máxima conquista de la Autoestima, quienes están por ese camino hacen lo posible por armonizar y aminorar cualquier indicador de conflicto. Esta armonía interior ahuyenta la ansiedad y hace tolerable la soledad, vista a partir de un estado armónico de vida como un espacio de crecimiento interior, encuentro con uno mismo y regocijo. RUMBO. El respeto hacia nosotros y hacia la oportunidad de vivir engendra una intención de expresar el ser, de trascender , de lograr y de ser útil. Eso se hace más factible al definir un rumbo, un propósito, una línea de objetivos y metas, un plan para ofrendarlo a la existencia y decir “esto es lo que soy y esto es lo que ofrezco”. La vida es un don que se expresa a través de una misión y una vocación; descubrirlo es tarea de cada quien, y es únicamente en ese camino donde hallaremos la plenitud y la alegría de vivir. No hacerlo, equivale a nadar en tierra o arar en mar. E rumbo es indispensable aunque podamos modificarlo, si se llegara a considerar necesario. AUTONOMÍA. La autonomía tiene que ver con la independencia para pensar, decidir y actuar; con moverse en la existencia de acuerdo con las propias creencias, criterios convicciones, en vez de cómo seguimiento del ritmo de quienes nos rodean. No se puede vivir para complacer expectativas de amigos, parientes o ideologías prestadas, mientras algo dentro de nosotros grita su desacuerdo y pide un cambio de dirección. El autoestimado busca y logra escucharse, conocerse, dirigirse y pelear sus propias batallas confiado en que tarde o temprano las ganará. No se recuesta en la aprobación, sino que mira hacia el interior donde laten sus autenticas necesidades, sin desdeñar lo que el mundo puede ofrecerle. VERDAD. El autoestimado siente respeto reverencial por la verdad, no la niega sino que la enfrenta y asume con sus consecuencias. Los hechos son los hechos, negarlos es un acto irresponsable que nos quita control sobre nuestra vida. Cuando se evade la verdad, comienza uno a creerse sus propias mentiras. No recuerdo quien fue la persona que dijo “no le temas tanto la verdad como para negarte a conocerla”. PRODUCTIVIDAD. La productividad es un resultado lógico de la Autoestima. Me refiero a una productividad equilibrada en las distintas áreas de la vida humana. No a la productividad meramente económica que suele ser causas de enormes distorsiones en las relaciones y en la salud. Esta productividad equilibrada es consecuencia de reconocer y utilizar los dones y talentos de manera efectiva. Iniciativa, creatividad, perseverancia , capacidad de relacionarse y otros factores asociados con una sana Autoestima posibilitan, al entrar en funcionamiento, la obtención de aquello que deseamos, o l menos de algo bastante cercano. PERSEVERANCIA. Cuando alguien tiene confianza en sí mismo, es capaz de definir objetivos trazar un rumbo, iniciar acciones para lograr esos objetivos y, además desarrollar la capacidad para el esfuerzo sostenido, la convicción de que tarde o temprano verá el sueño realizado. La perseverancia es por eso característica clara de la persona autoestimada, para quien los eventos frustrantes son pruebas superables desde sus conciencia creativa. FLEXIBILIDAD. Es característica de la persona autoestimada aceptar las cosas como son y no como se le hubiese gustado que fueran. Ante la novedad, para no sufrir, es necesario flexibilizar nuestras creencias y adecuar nuestros deseos sin caer, claro está, en la resignación o la inacción. Flexibilidad implica abrirse a lo nuevo, aceptar las diferencias y lograr convivir con ellas; tomarse algunas cosas menos en serio, darse otras oportunidades y aprender a adaptarse. Todas estas son manifestaciones de inteligencia, consciencia y respeto por el bienestar. De forma sencilla y resumida, Lair Ribeiro al referirse a los atributos de la persona autoestimada nos dice que ésta es “ambiciosa sin ser codiciosa, poderosa sin ser opresora, autoafirmativa sin ser agresiva, e inteligente sin ser pedante”. ALGUNOS COMPORTAMIENTOS DE ALTA AUTOESTIMA. Algunos comportamientos que revelan Autoestima, sin que deban ser tomados como algo absoluto, son los siguientes: · Aprender · Agradecer · Reflexionar · Planificar · Procurarse salud · Producir dinero · Cuidar el cuerpo · Vivir el presente · Valorar el tiempo · Respetar a los demás · Disfrutar la soledad · Abrirse a lo nuevo · Actuar honestamente · Cumplir los acuerdos · Perdonarse y perdonar · Respetar a los demás · Vivir con moderación · Actuar con originalidad · Aceptarnos como somos · Aceptar los éxitos ajenos · Halagar y aceptar Halagos · Disfrutar del trabajo diario · Actuar para lograr objetivos · Respetar el espacio físico y psicológico de los demás · Vivir con alegría y entusiasmo · Cuidar la imagen personal · Dar ejemplos positivos a los hijos · Confiar en las capacidades propias · Reconocer y expresar los talentos · Expresar los sentimientos y emociones · Abrirse a la intimidad económica y física · Respetar las diferencias de ideas y actitudes · Pensar y hablar bien de uno y de los demás · Relacionarse con personas positivas y armónicas · Disfrutar de las relaciones con las demás personas · Desarrollar independencia en todos los órdenes posibles. CREENCIAS LIMITADORAS. · Las cosas van a salir mal · No creo que pueda lograrlo · Hoy va ser un día terrible · No sirvo para nada · No le agrado a la gente · Es difícil producir dinero · Trabajar es aburrido y cansón · Detesto mi vida · Soy bruto, soy tonto, soy torpe · Todo me sale mal · Tengo mala suerte · Nunca me alcanza el tiempo · No soporto que me critiquen · Es lógico que siempre me sienta mal · La gente es mala y hay que cuidarse de todos · No existen hombres (o mujeres) que valgan la pena · Yo soy así y no puedo cambiar · Estoy preocupado(a) · Para qué habré nacido. La vida es terrible · Tengo muchos defectos · Los problemas me persiguen · Lo bueno dura poco · Yo olvido pero no perdono · Me odio, no me soporto · Me las van a pagar · No merezco que nadie me ame · Mi familia no me gusta · Seguro que voy a enfermarme · No quiero vivir AUTOESTIMA Y RELACIONES. En la vida social, todo lo que logramos tiene que ver con personas. Vivimos en un permanente estado de interdependencia en el cual todos nos necesitamos mutuamente, y lo que uno hace afecta a los demás de distintas maneras. En virtud de que no es posible vivir y realizarse sino a través de la relación social, es fácil intuir que necesitamos aprender a relacionarnos para obtener y brindar más y mejores beneficios para todos. Ese es el destino del “animal político”, del que habla Platón al referirse al hombre. Sin embargo, no todo es tan sencillo, ya que cada quien se relaciona con los demás desde su nivel de conciencia, desde su equilibrio o su desorden interior, desde su manera particular de experimentar la vida e interpretarla; desde lo que aprendió y reforzó con el tiempo; es decir desde su Desvalorización o desde su Autoestima. Cuando estamos centrados, satisfechos con lo que somos y confiados de nuestra capacidad para lograr objetivos, la manera como nos relacionamos con las personas suele ser transparente y honesta; nos acercamos a ellos para compartir y los valoramos por el simple hecho de ser humanos, de haber nacido. Esto es lo que se conoce como “relación primaria”, vínculos que se basan en compartir lo que somos. Por el contrario, cuando nuestros Mapas, los aprendizajes que traemos archivados en la memoria, nos dicen que no somos capaces, cuando nuestra Autoestima está debilitada, tendemos a establecer vínculos desde el interés material, desde utilitarismo. Es entonces cuando deja de importarnos la persona y pasamos a prestar atención al beneficio que nos pueda deparar. Pasamos a preguntarnos lo que nos aporta, lo que podemos obtener de ellas. Este es el tipo de relación que se conoce como “relación secundaria”. Desde la Desvalorización somos tímidos o agresivos. El equilibrio, la firmeza, la honestidad, es decir, la Asertividad es únicamente posible en la persona Autoestimada. TIMIDEZ. Es una estrategia de vinculación basada en el miedo, asumida por las personas cuando intentan evitar ser desaprobadas y proteger la imagen que tienen de si mismas (autoimagen). La Timidez puede ser muy nociva cuando: · Impide la expresión libre de ideas y sentimientos. · Bloquea el disfrute de las relaciones. · Resta oportunidades sociales. · Genera ansiedad, depresión, adicciones. · Impide la defensa de nuestros derechos legítimos. La persona que actúa con timidez, desarrolla una serie de mecanismos de defensa que lo protejan de los encuentros e interacciones que cree que serán tensos. Esos mecanismos los podemos englobar bajo la denominación de “Zona de Seguridad”: un espacio de protección física y psicológica que nos sirve para evitar que se nos conozca a fondo. Todo esto es una respuesta a un miedo irracional y aprendido. No somos tímidos, aprendemos a actuar tímidamente. Algunas formas como manifestamos nuestra Zona de Seguridad, son: · Marcar distancia física (alejarse, no tocarse, interponer objetos) · Evadir miradas · Hacer creer que no escuchamos lo que nos dicen · Hacer creer que no entendemos lo que nos dicen · Actuar con indiferencia · Hacerse el indiferente · Actuar irónicamente o agresivamente · Evitar abordar temas personales · Actuar con falsedad, fingir (ponerse una “careta”) AGRESIVIDAD. Es una forma inadecuada de canalizar la frustración, que facilita el desbordamiento emocional con consecuentes daños en las relaciones. Generalmente surge como una reacción defensiva al miedo y/o culpa que la persona siente pero se niega a reconocer. Se relaciona con la imposición, la intolerancia, el autoritarismo y el abuso. Algunas desventajas de la Agresividad, son: · Demuestra debilidad psicológica · Hace que la gente se aleje por autoprotección · Impide evaluar los hechos adecuadamente · Induce a reacciones destructivas · Al prolongarse, genera enfermedades psicosomáticas ASERTIVIDAD. La tercera forma de vinculación, la única que responde a una Autoestima desarrollada, es la Comunicación Asertiva. Se entiende por ésta al estilo honesto, directo y equilibrado de comunicación, caracterizado por diálogo respetuoso y frontal, para expresar y defender nuestros derechos a través de comportamientos adecuados con voz firme, contacto visual, postura recta y frontal y uso de expresiones verbales que reflejan autorrespeto, como por ejemplo: · Me sentiría mejor contigo, si… · Algo que sucede y que me está afectando, es… · No me siento bien, cuando… · Cuando haces… yo me siento… por favor no lo hagas de nuevo…. Vale decir que las razones por las que no somos asertivos, y optamos por relacionarnos a través de formas autosaboteadoras, son: · Aprendizaje por modelaje de patrones familiares · Inconsciencia de los beneficios de una comunicación asertiva · Miedo a la desaprobación y al rechazo · Carencia de entrenamiento en conductas asertivas. LA RELACIÓN FAMILIAR. La primera relación trascendente en la vida del individuo es la relación familiar, ya que la familia es el inicial y más importante contexto que permite al ser humano desarrollar su Autoestima. La familia es el espejo en el que nos miramos para saber quienes somos, mientras vamos construyendo nuestro propio espejo; el eco que nos dice cómo actuar con los demás para evitar que nos lastimen. Dependiendo de cómo sea la familia, así será la persona, la cual resultará modelada por las reglas, los roles, forma de comunicación, valores, costumbres, objetivos y estrategias de vinculación con el resto del mundo que impere a su alrededor. LA FAMILIA AUTOESTIMADA. En las familias que se forman y desarrollan con una Autoestima sana, la forma de funcionamiento de sus miembros tiene características particulares. En este contexto grupal, las reglas están claras, sus miembros las adoptan como faro de mar para transitar con certeza por las aguas de la vida, aunque se muestran dispuestos a revisarlas e incluso a modificarlas si acaso éstas llegan a quedar desactualizadas y dejan de guiarlos a puerto seguro. No se siguen parámetros automáticamente, sólo por el hecho de que los abuelos o los tíos así lo hayan hecho. Hay disposición a buscar lo que conviene a las necesidades de todos los integrantes. La comunicación es abierta, por lo que esta permitido expresar los sentimientos directamente, sin el temor de parecer ridículos, cursis o de recibir una cruda represalia. La interacción se basa en el amor más que en el poder, por lo que emociones como la rabia, la tristeza o el miedo, tienen cabida y son respetadas siempre que se expresen adecuadamente con la intención de encontrar soluciones, y no de manera irresponsable y anárquica, como simple catarsis. En la familia Autoestimada quienes dirigen se afanan en comprender en vez de escapar por las puertas oscuras de la critica, la queja estéril y la acusación ciega. Desde esta óptica, los padres comprenden que sus hijos no se “portan mal” por ser malos, sino porque algo los desequilibra y afecta temporalmente. Existen objetivos familiares que permiten que todos sus miembros crezcan sin que tengan que renunciar a su vocación fundamental para complacer a padres u otros familiares. Cada quien debe elegir, en algún momento, el sabor del agua que desea beber, lo cual es síntoma inicial de verdadera madurez. Cuando los objetivos son comunicados adecuadamente, satisfacen las necesidades reales del grupo y logran ser comprendidos, todos se sienten motivados para involucrarse sin traumas; se benefician, aprenden y crecen a través del apoyo mutuo. La forma de proceder de la familia Autoestimada es nutritiva porque se orienta a partir del deseo de ganar y no del miedo a perder. LA FAMILIA DESVALORIZADA: Las familias que carecen de Autoestima se caracterizan por la ausencia de reglas, las cuales cuando existen son difusas, contradictorias o basadas en la tradición y en estereotipos que nada tienen que ver con las verdaderas necesidades del grupo. Hacen lo que se ha hecho siempre, lo aceptado, lo tradicional, sin considerar su verdadera utilidad y adecuación. Hay obligaciones para todos y por todas partes, aunque nadie sepa en qué se basan, quién las establece y con qué criterio. Creer en Dios, ser Comunista, ponerse la pijama antes de dormir, no caminar descalzo o ser vegetarianos, pueden ser mandatos arbitrarios, caprichosos u hormonales, cuando nadie explica las razones, el porqué debemos hacerlo. Impera la anarquía porque no existen roles definidos y cada quien actúa dependiendo de cómo se siente. Lo que uno arma el otro lo desarma; uno hace, el otro interfiere. Los hermanos mayores juegan a ser papas de los menores: les pegan, los castigan y resienten la responsabilidad que padres insensatos les han endilgado; las madres actúan como niñas y obligan a sus hijos a velar por ellas; los padres son duros hoy y blandos mañana. Nadie sabe que calle tomar. La comunicación es caótica y las relaciones de sus miembros se establecen desde el poder, lo cual origina vínculos perversos en los que cada uno presiona como puede para asegurarse atención y estímulos. Crean entre todos una red confusa e intrincada , en la que a pesar de la buena intención terminan atrapados, dolidos y desanimados. Los hijos trataran de evitar de hacer todo aquello que puede desagradar a sus padres o lo harán a escondidas abrazando la mentira, a la que terminaran viendo como algo normal. Para cuando los miembros de la familia desestimada puedan percatarse de lo que han estado haciendo, deberán conformarse con sentirse culpables, quejarse, rumiar su pena e infligirse enfermedades psicosomáticas. No existen objetivos familiares. En los hogares Desvalorizados, se vive en permanente ensayo y error, sin una meta común por la cual luchar unidos; no hay un proyecto de vida definido, sujeto a valores y criterios coherentes.